El cáncer de pulmón es la causa de muerte por cáncer más frecuente en el mundo, y sigue siendo el tabaco una de las principales causas del mismo. De hecho, entre el 80 y el 90% de los cánceres de pulmón los padecen fumadores o exfumadores y el riesgo de éstos a sufrirlo es de 10 a 20 veces mayor, respecto a los no fumadores. Se estima que en 2021 esta enfermedad sea diagnosticada en España a cerca de 30.000 personas.
Aunque en los últimos años los expertos confirman la tendencia decreciente de la incidencia entre hombres, en el caso de la mujer sucede todo lo contrario, y ha pasado de ser el cuarto tumor más diagnosticado en 2015, al tercero en incidencia en 2019. Una predisposición al alza que, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se verá reflejada en las más de 8.000 mujeres que serán diagnosticadas en nuestro país este año de cáncer de pulmón.
La prevención y la supervivencia
En sus primeras etapas, el cáncer de pulmón apenas presenta síntomas, o éstos se pueden confundir con los de un fumador habitual lo que dificulta poder detectarlo en sus primeros estadios. Sin embargo, hay signos que deben de tenerse en cuenta, “la presencia de sangrado con la tos, el cambio del tipo de tos habitual en el fumador, el cambio del tono de la voz de forma mantenida, la presencia de dolor torácico localizado y mantenido en el tiempo sin antecedentes traumáticos, el diagnóstico de cuadros de neumonía repetitivos y próximos en el tiempo, son los síntomas de alerta más frecuentes en el cáncer de pulmón”, señala el Dr. Juan Carlos Peñalver, jefe de servicio de cirugía torácica de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO).
La mejor forma de prevención del cáncer de pulmón es no iniciar el hábito tabáquico. “El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta en función del tiempo que se lleva fumando, la cantidad de cigarrillos diarios y la edad a la que se inicia el hábito. Por término medio, los fumadores pierden al menos 10 años de vida en comparación con quienes nunca han fumado”, resalta el Dr. Peñalver.
Desde el Servicio de Cirugía Torácica del IVO, la Dra. Karol de Aguiar apunta a la “tomografía computariza de baja dosis” (TCBD) como la base de los programas de detección precoz de este tipo de cáncer en las personas asintomáticas, junto con la TC convencional y la PET (tomografía de emisión de positrones). Estas técnicas no invasivas suponen “un importante apoyo tanto en el diagnóstico como en el estudio de extensión de la enfermedad, informando de las características metabólicas del tumor- a nivel pulmonar, ganglionar etc.- y la posible presencia de metástasis”.
En otros casos, son necesarias técnicas “más invasivas” como la biopsia pulmonar transtorácica, la fibrobroncoscopia (FBC), la ecofibrobroncoscopia (EBUS) y, más recientemente, la FBC guiada con navegador. En ocasiones, hay que llegar a completar el diagnóstico-extensión con técnicas quirúrgicas (toracoscopia, la mediastinoscopia, la hilioscopia y diferentes tipos de biopsia), añaden desde el IVO.
“En fases tempranas, la cirugía representa un alto potencial curativo, y se pueden lograr tasas de supervivencia por encima del 80%”, señala el Dr. Juan Carlos Peñalver.
Aunque actualmente la cirugía representa “la mejor opción para los pacientes”, su indicación queda limitada a sus fases más tempranas -aquellas, tal y como señala la Dra. De Aguiar- “en las que el tumor se encuentra localizado únicamente en el tórax”. El éxito de ésta requerirá la resección del tejido pulmonar que contiene el cáncer y los ganglios linfáticos.
Asimismo, la cirugía también juega un importante papel en el diagnóstico y estadificación de la enfermedad, formando parte de un “equipo multidisciplinario cuyo objetivo es ofrecer el mejor tratamiento, desde las resecciones quirúrgica en primera línea, hasta tratamiento multimodal con quimioterapia, inmunoterapia y/o radioterapia antes o después de la cirugía, individualizando cada caso”, añaden desde el Servicio de Cirugía Torácica del IVO, una unidad que en 2020 realizó 121 resecciones pulmonares.
Fast-track y otros avances en la cirugía torácica
Hasta hace unos años, el abordaje “clásico” en la cirugía de este tipo de tumores era la “toracotomía”, una amplia incisión en la cara lateral del tórax, con el consecuente traumatismo en los tejidos de la zona. Actualmente, esta incisión está siendo desplazada por técnicas menos invasivas como la cirugía videoasistida (VATS) o la cirugía con asistencia robótica (RATS): “Técnicas que entre otras ventajas minimizan el estrés quirúrgico y mejoran la recuperación a corto plazo”, señala el Dr. Miguel Arrarás, desde el Servicio de Cirugía Torácica del IVO. Y añade, “La detección precoz de los tumores pulmonares nos está permitiendo contemplar como primera opción las técnicas mínimamente invasivas, dejando la toracotomía para casos oncológicamente más complejos”.
Con el objetivo de “reducir la respuesta al estrés quirúrgico y la disfunción de órganos y así acortar de forma muy significativa el tiempo requerido para una recuperación completa”, desde hace unos años se implementa el manejo quirúrgico fast-track: “un protocolo que incluye diferentes técnicas anestésicas, de control del dolor, de rehabilitación respiratoria y temprana deambulación que se llevan a cabo de forma multidisciplinar por cirujanos, anestesistas, fisioterapeutas, personal de enfermería, etc., actuando como un engranaje”, explican el Dr. Arrarás desde el IVO. Y añade: “es fundamental la colaboración del propio paciente y ello se consigue, previamente en la consulta preoperatoria, con una pormenorizada información de todo el proceso quirúrgico”.
Unidad de Detección Temprana de cáncer de pulmón (IELCAP) del IVO
Con el fin de detectar esta enfermedad en fases iniciales, el IVO cuenta con la Unidad de Detección Temprana (IELCAP), orientada al diagnóstico precoz del cáncer de pulmón asintomático en personas de alto riesgo (mayores de 55 años y con un hábito tabáquico equivalente a 1 paquete diario durante 30 años), realizándose un TAC de baja dosis de radiación. Desde que se pusiera en marcha en 2008, se han incluido más de 8.000 personas con resultados muy esperanzadores que avalan la implantación de este cribado en la detección y la supervivencia.
Este programa forma parte de un proyecto internacional contra el cáncer de pulmón, inicialmente liderado por la Cornell University Medical Center, y coordinado por el Instituto de Biotecnología de Arizona y actualmente centralizado en el Mount Sinai Medical Center de New York.