El 13 de junio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Piel, un recordatorio de la importancia de la prevención y la autoexploración para combatir esta enfermedad.
En 2023, en España se diagnosticaron 20.392 nuevos casos de cáncer de piel, representando un poco más del 8% del total de cánceres diagnosticados ese año, según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer. La exposición inadecuada al sol, tanto por motivos laborales como de ocio, puede causar daños irreparables en las células de la piel, convirtiéndolas en cancerosas, “con una capacidad de crecer sin control, extenderse por el resto del cuerpo y finalmente, en algunos casos, incluso pueden producir la muerte”, explica el Dr. Onofre Sanmartín, jefe del servicio de Dermatología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO).
Para prevenir el cáncer de piel, es crucial evitar las quemaduras producidas por el sol, bien con cremas protectoras o evitando directamente su exposición, y la autoexploración, con el fin de detectar nuevas lesiones o cambios en la ya existentes. Y es que, tal y como explica el Dr. Sanmartín, la señal de alarma más importante “es la que indica la palabra CAMBIO, en nuestra piel: cambio en un lunar que ha crecido, o que pica etc.; cambio en la textura de la piel, notando la aparición de un pequeño bulto que crece lentamente etc. En definitiva, cualquier cambio, crecimiento o modificación permanente de la textura de la piel debe ser motivo de consulta”.
El Dr. Sanmartín recomienda proteger nuestra piel cuando hacemos actividades al aire libre, evitando las horas fuertes de sol, llevar gafas con protección y utilizar cremas solares con un factor de protección solar mínimo de 15 para las actividades diarias y de 30 o más en las vacaciones al sol. “El bronceado es una reacción de la piel frente a las lesiones causadas por el sol o los rayos UVA”. Y en el caso de los niños, es imprescindible evitar la exposición excesiva al sol, ya que tienen una piel más delgada que se defiende peor de la radiación ultravioleta, y es recomendable no exponer directamente a los niños al sol en su primer año de vida.
Con respecto a la autoexploración, es conveniente hacerla con frecuencia mensual, estudiando al detalle las manchas y lunares de la piel, cabeza incluida. Una formula sencilla para reconocer manchas sospechosas durante la autoexploración, según explica el Dr. Sanmartín, es la llamada regla del ABCDE: “A, de asimetría; B, de bordes irregulares; C, de color variado; D, de diámetro mayor de 6 milímetros, y E, de evolucionando, cambiando. Si se dan esas cinco características, la sospecha es aún más preocupante y hay que acudir lo antes posible al médico”.
Aunque todos debemos de tener cuidado y seguir las pautas indicadas, hay dos grupos que son los que componen la población de riesgo y que deben extremar, más si cabe, las medidas: las personas con piel clara, con tendencia a quemarse con la exposición al sol, y las personas que presentan más de 50 lunares.
Como explica la Dra. Zaida García, investigadora del laboratorio de biología molecular del IVO, algunos tipos de cáncer de piel pueden ser hereditarios. En este sentido, la Dra. García, destaca la importancia de los análisis en línea germinal “para identificar síndromes hereditarios y plantear estrategias de prevención adecuadas para los pacientes y sus familiares. Tanto desde la consulta de Dermatología como desde la Unidad de Consejo Genético del IVO, los pacientes y familias afectados por algunos de los síndromes hereditarios relacionados con alguno de los tipos de cáncer de piel reciben el asesoramiento indicado según su riesgo genético. Y desde el Laboratorio de Biología Molecular nos preocupamos por ofrecer los estudios genéticos, incorporando todos aquellos genes cuyas alteraciones se relacionan con un aumento de riesgo de desarrollar este tipo de neoplasias”.
La cirugía, el tratamiento más efectivo
¿Cuál es el tratamiento más efectivo? “La cirugía es el tratamiento más efectivo. De esta forma se solucionan la práctica totalidad de los cánceres cutáneos”, afirma el Dr. Sanmartín, que destaca que el IVO es un referente nacional en el tratamiento del cáncer de piel. “El servicio de Dermatología proporciona una atención integral en el tratamiento del melanoma y los tumores de piel, siendo pionero en la puesta en marcha de las técnicas de diagnóstico y tratamiento más avanzadas como la Cirugía de Mohs, el ganglio centinela en el melanoma y la terapia fotodinámica”.
También disponen de la última tecnología, como un escáner láser de microscopia confocal para el análisis inmediato de los márgenes de las lesiones cancerosas de piel. “Gracias a esta nueva tecnología, se puede analizar la morfología de la piel y los márgenes tumorales se pueden estudiar en menos de 5 minutos, con mínimos procesamientos, cuando antes tardábamos unos 45 minutos permitiendo agilizar y guiar la cirugía de Mohs con gran precisión”, resalta el jefe del servicio de dermatología del IVO.
Avances en la investigación
A ello se suma los avances en la investigación, donde también el IVO es un referente, que permite afinar mejor el tratamiento y mejorar el pronóstico. En el caso del cáncer de piel, el campo del melanoma es el más estudiado desde el punto de vista molecular, “incluyendo la caracterización molecular, tanto a nivel germinal como somático, mediante la tecnología de secuenciación masiva y la evolución/seguimiento de la enfermedad, mediante técnicas como la biopsia líquida en los casos que procede”, explica la Dra. Zaida García, que señala que, para otros cánceres de piel no melanoma, “recientes avances en los estudios ‘ómicos’ a gran escala, como la genómica, la transcriptómica, la proteómica y la metabolómica entre otros, han proporcionado gran información sobre el panorama molecular de los cánceres de piel. Esto ha permitido refinar la clasificación de estos tumores y mejorar el pronóstico y la estratificación terapéutica”.
En este sentido, la investigadora del laboratorio de biología molecular del IVO asegura que, a medida que prosiga la investigación en este campo, “el futuro de las terapias moleculares dirigidas y la incorporación de la inmunoterapia en el tratamiento de estos cánceres parece prometedor”.