Día Mundial de la Enfermería: así son los profesionales que se dedican al cuidado del paciente oncológico
El 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Enfermería, una figura que resulta vital en el ámbito de la atención sanitaria por su importante labor en materia de cuidados, de coordinación con el equipo médico, de educación del paciente, o de prevención de enfermedades, entre muchos otros aspectos.
¿Y cómo es su labor cuando el paciente es oncológico? En este caso, como detallan desde la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), el papel que desempeña el personal de enfermería “resulta esencial” para el cuidado y tratamiento del paciente. En otras palabras, la enfermería oncológica, “que requiere de una alta especialización en lo profesional y una gran capacidad de sensibilidad y dedicación hacia el enfermo y sus familiares”, como la definen desde el IVO, ocupa un lugar fundamental en el equipo multidisciplinar de expertos en cada una de las especialidades del centro oncológico valenciano. Su implicación en todas las fases del abordaje oncológico: la consulta específica de enfermería, el hospital de día, el área de hospitalización, etc., es además garantía de una asistencia integral y personalizada para cada paciente y momento de la enfermedad.
Un pilar en el que se apoyan pacientes y familiares
Por su cercanía, el personal de enfermería es a menudo un pilar fundamental en el que se apoyan quienes luchan contra esta enfermedad. Como cuenta Adela Lliso, jefa de la unidad de Enfermería del IVO, estos profesionales “forjan una relación especial de empatía, escucha y respeto con el paciente, tratando siempre de mejorar su bienestar físico y anímico”. En esa misma línea, Ricardo Roca, supervisor del servicio de Oncología Médica del IVO, narra cómo en pacientes hospitalizados, la enfermería es la encargada de administrar tratamientos, realizar curas, tomar constantes, valorar al paciente etc. “pero también es quien está al pie de la cama en todo momento y quien más tiempo pasa con el paciente y sus familiares”.
Ascensión Landete y Ricardo Roca
El incremento de la incidencia y prevalencia del cáncer, unido al auge de los tratamientos personalizados, ha favorecido el desarrollo de los hospitales de día. Es en estos servicios, orientados a dispensar atención a pacientes durante unas horas, sin necesidad de ingreso hospitalario, donde acude regularmente el 90% de los pacientes que requieren tratamiento oncológico, según cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Teresa Navarro, supervisora de esta unidad en el IVO coincide en destacar la parte “emocional” del trabajo que desarrolla un/a enfermero/a en esta área: “Cuando un paciente entra le invaden multitud de dudas y preguntas y ahí es donde empieza nuestro trabajo, tratando de hacer que ese rato, esas horas sean lo más agradable posible”. Y explica lo importante que es poder facilitarles la coordinación de estas citas con las actividades de su rutina diaria: “Nuestro trabajo va más allá de ver cuánto dura cada tratamiento y programarlo, también está en saber coordinar la cita de un gotero con la salida de su hijo de la guardería”. Algo que resulta “muy gratificante”, reconoce.
En su papel como supervisora de Quirófano, Ana Arbona explica la necesidad de que los profesionales de enfermería “sean capaces de escuchar, ser empáticos, atentos y cariñosos” con el paciente. “En esos momentos tan difíciles, algo tan simple como presentarnos con nuestro nombre tranquiliza y reconforta”. Y cuenta que su trabajo está además en que perciban “que van a cuidar de ellos todo el tiempo que estén allí”.
Alta especialización y empatía
La alta especialización, es otro de los puntos en los que coinciden Ascensión Landete, enfermera de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria y Amparo Quilis, supervisora del servicio de Oncología Radioterápica, ambas del IVO.
“El paciente de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria requiere todo tipo de cuidados, y muchos de ellos al final de la vida. Por ello, esta unidad domiciliaria requiere de profesionales capaces de abordar tanto los aspectos fisiológicos como psicológicos de los pacientes, actuando de una manera competente, profesional, empática, segura y sobre todo muy humana”.
Amparo Quilis por su parte detalla cómo la enfermería en Oncología Radioterápica requiere de amplios conocimientos sobre el paciente oncológico, así como de los procesos radioterápicos. Entre sus funciones está el diseño de un plan de cuidados individualizado, orientado a que el tratamiento de radioterapia sea “lo más eficaz y confortable” posible para el enfermo. Y eso implica también “el cuidado emocional del paciente”.
En este último aspecto, Quilis pone en valor la importancia de que exista una comunicación basada en la confianza entre paciente y profesionales: “nuestros pacientes, necesitan relacionarse y confiar en el equipo que está tratando su enfermedad y para ello es necesario que exista una buena comunicación. Y en ese proceso, el papel de la enfermería es vital para fomentar esa relación de confianza mediante el trato humano, la empatía, la información gradual y comprensible, siempre consensuada con el resto del equipo, permitiendo además que el paciente exprese sus miedos y necesidades”. Y añade: “trabajar con pacientes oncológicos a la vez que duro, es muy gratificante. Acompañarlos durante el proceso, comprobar cómo los cuidados oncológicos ayudan a mejorar su calidad de vida y aseguran la eficacia del tratamiento te hacen sentir muy orgullosa de este equipo de profesionales”.