31 de marzo, Día Mundial contra el Cáncer de Colon
Pese a ser uno de los tumores con mayor incidencia y representar un problema de salud pública importante (La Sociedad Española de Oncología Médica estima que en 2023 se diagnostique de cáncer de colon a más de 43.000 personas en España), el mensaje que lanza la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), es esperanzador: “Al ser el tumor más frecuentemente diagnosticado, también es el que más se estudia y España está a la cabeza en investigación y ensayos clínicos”, subraya la jefa clínica de la Unidad de Digestivo del IVO, la Dra. Carmen Martínez Lapiedra.
Los avances en los tratamientos, los programas de cribado que posibilitan una detección temprana de los tumores, o el avance hacia una medicina basada en terapias personalizadas, “han aumentado en los últimos años la supervivencia”, matiza la Dra. Martínez Lapiedra. Y junto a la investigación, la jefa clínica de la Unidad de Digestivo del IVO pone también en valor la visión integral con la que se aborda hoy día el cáncer, donde cobran especial importancia los Comités de Tumores en los que participan distintas especialidades (cirujanos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, gastroenterólogos, patólogos o biólogos moleculares) con el fin de establecer una estrategia de tratamiento individualizada.
Programas de cribado: la importancia de detectar un pólipo que pueda convertirse en un cáncer
Pero sin lugar a dudas, los grandes avances están relacionados con el desarrollo e implantación de programas de prevención y cribado poblacional, dirigidos especialmente a personas entre 50 y 69 años. Actualmente en España, el método empleado para la detección es el test inmunológico de sangre oculta en heces, y se lleva a cabo cada dos años. “Se trata de una prueba sencilla que realiza el paciente en su su domicilio y que permite identificar pequeñas cantidades de sangre en las heces, no visibles a simple vista, que podrían indicar la presencia de pólipos o de un cáncer colorrectal. Un test positivo también puede ser debido a una causa benigna como, por ejemplo, unas hemorroides, pero se debe realizar una colonoscopia para descartar un origen tumoral del sangrado”, recuerda la jefa clínica de la Unidad de Digestivo del IVO. Y pese a que de manera progresiva la participación poblacional aumenta cada año, “muchas personas siguen siendo reacias a realizarse una prueba que podría prevenir la aparición del tumor”, matizan desde el IVO.
¿Qué se hace cuando el test de sangre oculta en heces sale positivo? Tal y como señala la Dra. Martínez Lapiedra, “Cuando hay síntomas sospechosos o un resultado positivo de un test de sangre oculta en heces debe realizarse una colonoscopia, que es la mejor exploración de la que disponemos en la actualidad para el diagnóstico de un cáncer colorrectal”. Este examen, que se realiza bajo sedación, permite la visualización del interior del colon y el recto, mediante un tubo flexible con una cámara llamado colonoscopio. Durante el procedimiento, el médico puede tomar pequeñas muestras de tejido (biopsias) para luego analizarlos, o también extirpar pólipos y así evitar que se conviertan en un cáncer. “La colonoscopia debe ser completa y en el caso de no poder realizarse, se recomienda practicar otras pruebas de imagen como una colonografía por TAC”.
Factores de riesgo y síntomas
Aunque el cáncer de colon se incrementa de forma notable a partir de los 50 años, los expertos alertan del aumento de la incidencia en jóvenes de 30 a 50 años “vinculado previsiblemente al consumo de alcohol, el tabaco o la dieta”, alertan desde el IVO.
Además de la edad, otras circunstancias que contribuyen al desarrollo del cáncer de colon son los factores genéticos y los factores relacionados con el estilo de vida: “De este modo, existe un riesgo elevado cuando hay antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal, antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal o de pólipos, o síndromes hereditarios de cáncer colorrectal. Entre los factores ambientales se ha demostrado una asociación con el consumo de carnes rojas y procesadas, el sobrepeso y la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el alcohol. Sin embargo, una dieta rica en fibra, en frutas y verduras, en leche y productos lácteos, actúa como factor protector”, subraya la Dra. Martínez Lapiedra.
Pese a que los síntomas pueden variar en función de la localización del tumor, los más frecuentes son “el sangrado rectal tanto de sangre fresca como oscura, la eliminación de moco con las heces, la alteración en el hábito deposicional persistente (tendencia a un mayor estreñimiento del habitual, alternancia entre diarrea y estreñimiento o la sensación de defecación incompleta), la pérdida de peso sin causa justificada o la sensación de masa en el abdomen. Algunos de estos síntomas pueden aparecer igualmente en enfermedades digestivas benignas, sin embargo, es fundamental consultar con un médico ante la presencia de cualquiera de ellos”, recuerdan desde el IVO.